Miguel Pacheco Loins
Febrero de 2014
Mientras
caminaba por bosques inexplorados
tropecé
con una vida que a la luz se descubría,
con
sus ojos el horizonte de sueños entintaba
y ansiosa
abría sus alas para alzar el vuelo.
Entregaba
esperanzas a los vientos de los días,
y
descubrió que legaba alegrías en su canto,
que
el vientos no guarda huellas de su trino,
que
el alma de tierra y el camino son su destino.
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